2nd Party Fraud (Fraude de segunda parte)

El fraude de segunda parte (2nd party fraud) ocurre cuando una persona de confianza cede voluntariamente su información personal, cuentas o credenciales de identidad a otra persona con fines fraudulentos. A diferencia del fraude de primera parte, donde el cliente se presenta de manera engañosa directamente, o del fraude de tercera parte, donde un delincuente externo roba datos de identidad, el fraude de segunda parte implica un elemento de consentimiento. El titular de la cuenta otorga acceso de manera consciente, lo que permite que otra persona explote su crédito, billetera digital o servicios financieros.
En la práctica, esto puede ocurrir cuando un padre permite que su hijo adulto solicite un préstamo a su nombre, o cuando un titular de cuenta vende el acceso a un perfil “limpio” a estafadores. Aunque no sea tan visible como el robo de identidad, el fraude de segunda parte puede ser igual de perjudicial – tanto para los prestamistas como para la integridad de los ecosistemas financieros.
Para los responsables de la toma de decisiones en crédito digital, banca, BNPL, microfinanzas y fintech, el fraude de segunda parte representa un desafío particular. Los controles tradicionales de fraude están diseñados para detectar suplantaciones o identidades sintéticas. Sin embargo, en este caso, los datos de identidad son reales, el dispositivo puede parecer confiable y las verificaciones KYC pueden aprobarse sin inconvenientes.
Esto hace que la detección sea extremadamente compleja. Las instituciones que dependen únicamente de datos de burós o identificadores estáticos suelen quedar expuestas. La transacción parece legítima, pero la intención detrás de ella es fraudulenta. Las pérdidas no son solo financieras – también se ponen en riesgo la confianza del cliente, la exposición regulatoria y la calidad de la cartera cuando el fraude de segunda parte no se detecta a tiempo.
Existen varios patrones comunes que ilustran el fraude de segunda parte:
Estos escenarios demuestran por qué el fraude de segunda parte debe tratarse como un riesgo estructural y no como una mala conducta aislada.
Gestionar los riesgos del fraude de segunda parte requiere un enfoque en capas que vaya más allá de las verificaciones superficiales:
Al combinar analítica, tecnología y programas de concientización, las instituciones financieras pueden reducir la exposición al fraude de segunda parte y, al mismo tiempo, mantener la confianza del cliente y la eficiencia operativa.
El fraude de segunda parte refleja la creciente complejidad del fraude financiero en el entorno digital. Difumina la línea entre negligencia del cliente y engaño intencional, lo que exige enfoques de riesgo más matizados. Para las instituciones que buscan escalar en mercados competitivos, la capacidad de filtrar estos casos desde el inicio es esencial para un crecimiento sostenible.
Esto no solo trata de prevenir pérdidas por fraude – también de mantener el cumplimiento, garantizar un crédito responsable y proteger la salud de la cartera.
Reciba una sesión en directo con nuestro especialista, quien le mostrará cómo su negocio puede detectar fraudes en tiempo real.
Vea cómo las huellas únicas de los dispositivos le ayudan a vincular usuarios recurrentes y distinguir clientes reales de estafadores.
Conozca las principales tácticas de fraude en su mercado — y vea cómo puede bloquearlas.
Phone:+971 50 371 9151
Email:[email protected]
Nuestros expertos le contactarán a la brevedad.